Ojala la brisa que arrastra mi calma tuviera la fuerza de llevarse eso que crece y mata dentro de mi.
El campo me abraza los pies.
Siento como me corta los brazos.
Me ataja las piernas.
Y me corta la cintura.
Ojalá me matarás.
Que la hierva hiciera una soga de plantas.
Así mi respiración se alentará.
Y el ruido de mi mundo se quedaría en silencia por un rato.
Un rato eterno.
El pastizal se agranda ante mis ojos.
Los pájaros trinan.
Las flores bailan.
Que lugar tan cálido.
Que lugar tan maldito.
Que aun estando en el sitió más bello de todos me siento tan excluida.
Que aquí no encajo.
Que no es mi lugar.
No pertenezco a ningún sitio.
Aquí, siendo el lugar más bello de la tierra y merecedor de todo ser.
Digno hasta de la abominación humana y la escoria del mundo.
Sigue siendo tan ilegítimo para mi.
Porque todos merecen sentirse queridos y pertenecientes.
Todos menos yo.
Que por mérito propio me ganó el odio de este campo.
Ojalá me mataras.
Porque mis pies no son dignos de pisar algo tan sagrado como este jardín.
Y mi corazón no es merecedor del sentimiento alegre que florece dentro de él.
El campo es el lugar de más calma para mi,¿porque ahora de mi calma puedo crear tormento?
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